sábado, 19 de enero de 2013

¿Quién dice que los días de lluvia se tienen que ver películas?

   Fue genial hoy abrir los ojos y ver que, aunque ya era de día, mi cuarto seguía bastante oscuro. Me senté en la cama y me asomé por la ventana para comprobar con mis ojos lo que mis oídos ya me avisaban.
   Afuera llovía a cantaros, y el sonido de la lluvia al caer y chocar contra la superficie del marco de mi ventana, los autos, la calle, las canaletas de la casa me transportó a otro mundo. A ese tipo de mundo en que la protagonista se asoma por la ventana y bajo la cortina de lluvia ve sombras, siluetas, seres que cambiarán su vida para siempre, alejándola de aquello a lo que ella solía llamar "normalidad". Es que la lluvia tiene ese encanto, te envuelve con su sonido, con su aroma. Ni hablar cuando hay truenos. Amo cuando eso pasa, en especial cuando son tan potentes que retumban entre las paredes y los vidrios de las ventanas. Los truenos y el sonido de la lluvia torrencial siempre me hacen imaginar miles de cosas, atraen los recuerdos de las incontables historias que leí y que vi en películas y me ayudan a crear escenas útiles que tal vez algún día tomen forma en alguna historia.
   Pero hoy mi imaginación quedó suspendida. La protagonista no alcanzo a distinguir quién era aquel ser que la acechaba en las sombras. Mi madre abrió la puerta y con su entusiasmada voz me dijo: "Bien! te despertaste. Ahora vení a ver si podés ayudar a conectar el DVD a la tele nueva". Obedecí a regañadientes, separándome lentamente de la ventana y su húmedo paisaje.
   Después de una hora de probar, el dichoso aparatito nos regalaba la imagen pero nos vedaba el sonido. Así que nos rendimos y mis padres decidieron probar con el video. Y como las películas que tenemos son todas en DVD, a mis queridos progenitores no se les ocurrió mejor idea que probar si la máquina andaba, con un video viejísimo del tiempo de los dinosaurios: las filmaciones caseras de cuando yo tenía entre uno y tres años. Y claro, al no andar el DVD y tener aguada cualquier salida por la lluvia, los dos se sentaron muy cómodos en el sillón frente a la tele y se engancharon mirando los archivos en los que consta mi infancia. Yo sólo soporte diez minutos.
   Me refugié en mi pieza, pero al rato mamá me volvió a llamar para que viera cómo a esa tierna edad yo desconocía el significado de "tener vergüenza" . Y ahí estaba yo: aprendiendo a caminar, bailando a los tropezones, cantando en mi idioma bebécico (? y, lo más extraño, acercándome en las plazas a hablarle a chicos (de mi edad de ese momento, obvio= dos años) desconocidos. Y ahí surgió mi pregunta: ¿qué me pasó?
   Aquello me hizo pensar en que a  veces estaría bueno recuperar aquella inocencia que perdimos y volver a ser un poquito como los nenes a esa edad, desvergonzados y sin ser conscientes de la censura del otro. Después de todo, mientras no lastimes, insultes ni hieras a nadie, ¿qué mas da lo que digas, pienses y hagas?

2 comentarios:

  1. Hola Marie!
    A mi también me encantan las tormentas, adoro escucharlas. Eso sí, mientras estoy en casa jeje.
    Estoy totalmente de acuerdo contigo. ¿A quién no le gustaría volver a ser niñ@ y no tener que preocuparse de nada salvo de jugar? :)

    Muchas gracias por pasarte por nuestro blog. Decirte que estamos encantados de que hagas el juego de las "palabras", así que te nominamos para que lo hagas cuando quieras! ;) Pasate por el blog para saber todos los detalles de cómo hacerlo y si tienes alguna duda ya sabes donde estamos ^^

    Te ponemos en seguimiento!

    Un beso,
    ~El Imperio de las Bellotas~

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias! Ahora voy a buscar las palabras y a ver si se me ocurre algo jeje
      Aunque lo de nominar blogs me va a quedar pendiente, este es nuevito y no conozco a muchos otros por ahora xD
      Pero bueno, al menos supongo que me voy a divertir con mi búsqueda ;)
      otro beso para vos también!

      Eliminar